“Le rêve commence donc le 8 février 1517, quand Bernal Díaz aperçoit pour la première fois, du pont du navire, la grande cité blanche maya que les Espagnols nommeront le ‘Grand Caire’.” (9) Con esta frase se inicia “El sueño del Conquistador”, el primero de los ensayos que J.-M.G. Le Clézio reunió en El Sueño Mexicano o el pensamiento interrumpido y que publica en la colección “NRF Essais” en Gallimard en 1989. Esta recopilación contiene textos ya publicados como “Nezahualcoyotl o la fiesta de la palabra”, “Antonin Artaud o el sueño mexicano” y textos inéditos.

El interés de Le Clézio por México no es nuevo. En 1976, ya había publicado Las Profecías del Chilam Balam (ya en Gallimard, en la colección “Le Chemin”), y en 1984 La Relación del Michoacán (otra vez en Gallimard, en la colección “Traditions”).

En “El Sueño del conquistador”, “El Sueño de los orígenes” y “El Sueño Bárbaro”, Le Clézio nos recuerda las trágicas circunstancias que han llevado a la caída de la civilización azteca. Un drama que sucede miles de años antes de la llegada de Cortés, con el anuncio del regreso de los dioses profetizado en los libros sagrados.

“El sueño del conquistador” relata el encuentro entre el soldado Bernal Díaz y el mundo mexicano, el asombro recíproco y el trágico desprecio: la enfermiza obsesión del oro y sus funestas consecuencias. El oro, el metal de los dioses precisamente; de ahí que los Indígenas entreguen el oro al conquistador, ímpetu que provoca su propio fin. Un encuentro definido por J.-M.G. Le Clézio como “ l’extermination d’un rêve ancien par la fureur d’un rêve moderne, la destruction des mythes par le désir de puissance” (11). Le Clézio describe las etapas del combate que enfrentó las armas modernas y el racionalismo a la magia y al culto de los dioses.

“El Sueño del Conquistador” es también la historia del libro escrito por Bernal Díaz: historia verídica de la conquista de la Nueva España, relato de la conquista y memoria de un sueño antes de la destrucción del esplendor de las ciudades mexicanas y la ejecución de los últimos reyes del Nuevo Mundo: este sueño loco de Cortés que se enfrenta a los Indios prisioneros de sus leyendas. Cuando los Indios comprenden que los conquistadores no son dioses, es demasiado tarde. Si Cortés pudo triunfar, es gracias a su arma más eficaz: la palabra encarnada por Malintzin, conocido por los Indios como “nuestra lengua”. “Ses premiers revers, il les doit à ce que les Mayas ne lui ont pas laissé le temps de parler” (28) explica Le Clézio, quien narra, mediante qué clase de sortilegios un puñado de aventureros pudo apoderarse de un imperio, y reconstruye las infructuosas tentativas de Moctezuma para poner fin a este destino, esperando la victoria final, hasta la resignación que les inspira el significado funesto de los sueños, profecías y presagios. Después de la masacre de Tlatelolco, cuando los Indios se sublevaron, la huida de Cortés representa sólo una tregua: el capitán español y sus hombres vuelven con 25 000 Indios provenientes de los Estados satélites que supo reunir contra la orgullosa y dominante México- Tenochtitlan. Durante los tres meses que dura el asedio, el son de los tambores y de los cuernos acompaña los sacrificios de los prisioneros. Mientras la capital se rinde, ese ruido ensordecedor es sustituido por un silencio que sólo se puede comparar con el olvido, en el cual el conquistador vela para hacer desaparecer esta civilización.

“El Sueño de los orígenes” se centra en la historia de Bernardino de Sahagun y en su obra maestra: l’Histoire générale des choses de la Nouvelle-Espagne [Historia General de las cosas de la Nueva-España]. A la destrucción de México-Tenochtitlan le sigue un terrible silencio. Esta historia propone reencontrar “la mémoire de la beauté et de la grandeur disparues” (61) del pueblo Mexicano. Este texto describe el encuentro de dos sueños: el del Franciscano y el de los supervivientes de la catástrofe. Le Clézio escribe: “Dans le rêve des origines, il y a tout à la fois l’horreur, l’admiration, la compassion. En cherchant des racines, ce sont les siennes propres que découvre Sahagun, ce qui le relie à ce monde de légende et de splendeur oubliées” (62). Y hace un homenaje a este hombre sin que los textos escritos en nahuatl que componen un “libro indio” contra el silencio, contra el olvido para los hombres del futuro, permanecieran desconocidos. Fascinado por la magia, la sabiduría de los Mexicanos, Sahagun muestra una auténtica cualidad en estos tiempos de intolerancia: la curiosidad. Basándose sobre su copiosa documentación, Le Clézio describe y analiza las leyendas, los ritos y los actos mágicos-religiosos que unen a los hombres y a los dioses. Reconstruye las cosmogonías indígenas mayores, el panteón de los dioses. Cuentista, se refiere a algunos de los más grandes mitos fundadores, recuerda el gesto de Quetzalcoatl, describe minuciosamente las fiestas donde los cantos y las danzas son “ scènes magiques qui matérialisent les forces mystérieuses, de l’au-delà” (104) para rendir un vibrante homenaje a aquel gracias al cual un mundo se debe de no caer en el olvido.

En ​​ “El Sueño bárbaro”, J.-M.G. Le Clézio nos recuerda que “l’origine de la civilisation est dans la barbarie” [el origen de la civilización está en la barbarie] en el sentido donde el uno toma forma con relación al otro – admiración, deseo, fascinación por la libertad, ausencia de orden. Tomando principalmente sus fuentes en La Conquista Divina de Michoacán, J.-M.G. Le Clézio elogia estos hombres libres, indómitos, irreductibles. Cuenta los orígenes de Tenochtitlan y las ciudades mexicanas, de la misma manera que el origen del imperio purista por los Uacusecha. Etnógrafo, describe sus mitos, costumbres, cultos, festividades, y su relación a la antropología ritual. Sus observaciones y sus análisis muestran un excelente conocimiento de las etnias mayas, seri, yaqui, estumi y Tarahumara.

En el artículo “Antonin Artaud o el Sueño Mexicano”, Le Clézio sigue las huellas del poeta para tratar de comprender qué sueños, qué verdad y qué realidad lo motivaron para realizar el periplo donde los Tarahumaras que efectuó – o no – en 1936? Qué leyenda le atrae como tantas otras? (D.H. Lawrence, Juan Rulfo o Jacques Sosutelle …) El sueño de un regreso a los orígines de la civilización y del saber? Comenzando por el artículo publicado en el Nacional del 5 de julio de 1936, “Ce que je suis venu faire au Mexique [Lo que vine a hacer a México]”, Le Clézio intenta reconstruir tanto el itinerario como la experiencia vivida por Artaud. Este viaje y esta atracción no nacieron solamente de la fascinación del surrealismo excluido por las culturas primitivas. Estando en el lugar, la decepción prevaleció rápidamente sobre la fascinación; Artaud encuentra el México que vino a buscar únicamente en las colecciones del Museo de Bellas Artes. Es decir… Entonces se vuelve hacia los mitos y los ritos, y encuentra los Tarahumaras, solo y no como miembro de una misión oficial, y bajo el efecto de las drogas, se entrega al mito del peyotl, ​​ – que describirá Carlos Castañeda en sus escritos – que lo incita a reanudar con “un teatro en estado original”, a la “reconnaissance de la supériorité absolue du rite et de la magie sur l’art et la science” (226, 227). Artaud no se restablecerá jamás de esta revelación.

“Nezahualcoyotl o la fiesta de la palabra”, al principio un prefacio en una edición ​​ de Los Cantos de Nezahualcoyotl, aparece como una reflexión a la emoción y a la fascinación que siguen ejerciendo estos cantos fastuosos y encantadores sobre aquel que los lee o los escucha, incluso a medio milenio de distancia. Una reflexión sobre la poesía, la creación, comenzando por un retrato de Nezahualcoyotl, personalidad compleja con múltiples contradicciones, legislador, poeta y filósofo, príncipe y tirano. ¿De dónde viene todo esto? Del hecho que se trata de una poesía simple y conmovedora, presa de la duda, preocupada a veces, apegada a la fragilidad de las cosas cotidianas, para hacer escuchar los ecos de una civilización desaparecida recordando que los cantos de Nezahualcoyotl, fueron “couverts par le silence angoissé de la conquête” (136)

Le Clézio explora igualmente algunos “mitos mexicanos” que han fascinado en gran manera los Europeos. No los mitos producidos por los mexicanos sino los mitos arraigados en México y en toda América Latina por los conquistadores: el país de los Amazonas, El Dorado, las siete ciudades de Cíbola. Le Clézio analiza la manera en la que los cronistas españoles descubrieron, comprendieron e intentaron describir, entre horror y estupefacción, estas instrucciones complejas que son los mitos amerindios. Como admirador pero también como conocedor, J.- M. G. Le Clézio, que ha compilado varios volúmenes y relatos de mitos y de leyendas compara algunas criaturas del bestiario europeo con algunos homólogos mexicanos, recordando que los mitos son “les plus durables monuments des hommes” (144)

El pensamiento indio llevaba consigo los componentes de su propio fin previsto, anunciado, esperado, explica J.- M. G. Le Clézio en su ensayo concluyente: “El Pensamiento interrumpido de la América india”. Tiempo contado, tiempo cíclico, el tiempo presente de los Aztecas representa una prórroga antes de la próxima destrucción futura. Esta creencia es el origen de la desaparición trágica de los pueblos de México y del Nuevo Mundo. Los conquistadores lo comprendieron. Y los sacerdotes aztecas tuvieron la desgracia de ver en la llegada de estos extranjeros la revelación de la palabra divina. En una poderosa apología, J.- M. G. Le Clézio denuncia la reducción al silencio del mundo indio, la extinción de la palabra, la destrucción de las costumbres, de las leyes… mediante la eliminación metódica de las sociedades indígenas y del (despojo) del Indio, de su pensamiento, de su ser, de su orden moral, social y religioso. Destruyendo las culturas amerindias, el conquistador destruyó sus propios valores, su propia humanidad que el conquistador destruyó, cuando estos ritos y estos mitos “pouvaient donner corps à une philosophie véritable, dont l’influence sur le monde aurait pu avoir l’importance du taoïsme ou du bouddhisme” (261 et Cahiers de J.- M. G. Le Clézio, 2015) Como ​​ etnógrafo y mitólogo, J.- M. G. Le Clézio analiza la naturaleza de los lazos entre el mundo humano y el mundo divino a la luz de las relaciones y de las crónicas. Él explica cómo fueron interpretados los conceptos opuestos que rigen estos dos mundos, estos dos pensamientos. Describe las ceremonias tradicionales y su finalidad, su percepción por los conquistadores, el pensamiento mágico, las diversas representaciones de las fuerzas naturales, la relación íntima de los hombres con los dioses y los mitos. Gracias a los últimos testimonios de los antiguos Mexicanos, J.- M. G. Le Clézio nos lleva a imaginar lo que éstas culturas hubieran creado y cómo ellas hubieran podido “changer les concepts européens de spiritualité, l’idée de l’homme, de la morale, de la politique” (243)

 

        Dominique Lanni

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Les Prophéties du Chilam Balam, Version et présentation de J.-M.G. Le Clézio, Paris, Gallimard, « Le Chemin », 1976 ; Relation de Michoacán, version et présentation de J.-M.G. Le Clézio. Paris, Gallimard, « Tradition », 1984 ; Díaz del Castillo, Bernal, Histoire véridique de la conquête de la Nouvelle-Espagne, Paris, La Découverte, 1987 ; Eliade, Mircea, Le Mythe de l’éternel retour. Archétypes et répétition, Paris, Gallimard, 1969. Rééd. Paris, Gallimard, « Folio Essais », 1989 ; Garibay, Angel-Maria et Leon-PortillaMiguel, Le Crépuscule des Aztèques. Récits indigènes de la conquête, Bruxelles, Casterman, 1965 ; Germoni, Karine et Jauer, Annick, dirs., La Pensée ininterrompue du Mexique dans l’œuvre de Le Clézio, Aix-en-Provence, Presses de l’Université de Provence, 2014 ; Jaulin, Robert, La Paix blanche. Introduction à l’ethnocide, Paris, Éditions du Seuil, « Combats », 1970 ; Las Casas, Bartolomeu (de), Très brève relation de la destruction des Indes, Paris, La Découverte, 1982 ; Le Clézio, Jean-Marie Gustave, Le Rêve mexicain ou la pensée interrompue, Paris, Gallimard, 1988. Rééd., Paris, Gallimard, « Folio / Essais », 1992 ; Legros-Chapuis, Elisabeth, Le Mexique, un cas de fascination littéraire. Au pays des chiens morts, Paris, L’Harmattan, « Espaces littéraires », 2011 ; Leon-PortillaMiguel, La Pensée aztèque, Paris, Éditions du Seuil, « Recherches anthropologiques », 1985 ; Sahagun, Bernardino de, Histoire générale des choses de la Nouvelle-Espagne, Paris, La Découverte, 1981 ; Salazar-Ferrer, Olivier, Le Clézio et la philosophie. Les Cahiers J.-M.G. Le Clézio, n8, Caen, Passage(s), 2015.